sábado, 2 de junio de 2012

Humberto Maturana y Daniel Muñoz se oponen al monopolio alimentario.

Cuando Tierra Nueva era un colectivo incipiente intentando convocar voluntades y movilizar conciencias en torno a los conflictos derivados de la transgenia, decidimos articular diversas acciones, muchas de las cuales ya son patrimonio público y de todo aquél que desee buscar complementos argumentativos en su concepción de un pueblo que demanda por su soberanía alimentaria.
Desde ese entonces nos hemos encontrado con muchos amigos que han aportado con su energía e iniciativa para formular y ejecutar diversos proyectos donde el encuentro con los conflictos socioambientales son parte de nuestro eje central.
Entre tanto sesgo comunicacional veíamos la necesidad de llamar la atención de cada ciudadano a través de figuras reconocibles, queridas y respetadas por todos. Fue así como apareció el destacado actor y músico  Daniel Muñoz quien fue en definitiva el rostro valiente en el video oficial de la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile, video que ha sido referente importante para quienes desean difundir los riesgos adosados a la industria transgénica.
También por aquél entonces contactamos a otro espíritu bello que ha sabido como muy pocos reencantar el mundo de la academia, nos referimos a Humberto Maturana Romesín, quien luego de algunas conversaciones con nuestro colectivo compartió con nosotros una de las declaraciones más influyentes en la lucha contra los monopolios alimentarios y que fue publicada por diversos medios electrónicos de prensa y usada como argumento de respaldo en el Tribunal Constitucional en rechazo al convenio UPOV 91 y las discusiones parlamentarias frente al proyecto de ley de etiquetado de alimentos transgénicos. Hoy por primera vez publicamos esta carta del destacado científico nacional como un recuerdo insistente de una lucha que no ha bajado sus brazos.

"Pienso que lo peor que podemos hacer en un país es entregar nuestra autonomía a cualquier organismo, institución o empresa extranjera que inevitablemente operará buscando su propio beneficio a costa de nuestra dignidad, haciéndonos, ya sea de manera declarada o subrepticia, dependientes de ella. Lo más grave es que nos engañamos a nosotros mismos pensando en las posibles ventajas que una asociación de esa naturaleza podría entregarnos. Cuando perdemos la capacidad de producir nuestros alimentos, nuestros conocimientos, nuestra educación, nuestra capacidad de trabajo, perdemos la libertad de elegir lo que queremos y nos hacemos dependientes de la voluntad y deseos de otros. Yo no quiero esto. Frecuentemente decimos que los seres humanos somos seres racionales y que la razón debe guiar nuestras acciones, pero no es así. Somos seres emocionales que usamos la racionalidad para justificar o negar nuestros deseos. Todo argumento racional, todo sistema racional se funda en premisas básicas no racionales aceptadas desde nuestros deseos, gustos, ganas o preferencias. 
No debemos aceptar ninguna circunstancia que restrinja nuestra autonomía alimenticia haciéndonos de manera directa o indirecta dependientes de algún monopolio productivo empresarial cualquiera"

Humberto Maturana Romesín






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